OTRAS HISTORIAS

viernes, 21 de septiembre de 2012

PUNTO Y SEGUIDO...


Unos apuntes necesarios, antes de adentrarnos de lleno en el año 1950, que es cuando realmente comienza lo que históricamente nos interesa y que marca el inicio, de este nuestro barrio de Cerdanyola, o el barrio grande de Mataró, como llaman algunos.

Al igual que algunos de los personajes ya descritos, existían también los dueños de grandes "Masías" de las que es necesario dejar constancia, porqué saldrán en algunos relatos de los que irán apareciendo.

Oiremos hablar, de "Can Xiqués"; "Can Sereneta", junto a la carretera de Argentona, en cuya propiedad se encontraba el pozo y la noria, movida por un borriquillo, terreno donde hoy se haya edificada la parroquia de Mª Auxiliadora.

"Can Corredor; Can Vives";"Can Pujadas"; "Can Morros" y "Can Massó", que después de la guerra se conocería como "Cal Cinto" y que nosotros conocimos como la "Casona", demolida en el año 1994, en cuyo lugar se encuentra hoy día el Parque de Andalucía.

"Can Miralles, de la familia de Mariano García Cid, dueño de la empres textil "Tecofi", ya desparecida; "Els Tarongers, -hoy escuela de adultos-, su propietario Mariano Colomer, era un personaje que había estado en Cuba, y que a su vuelta, se dedicó a destilar agua y al cultivo de naranjas amrgas, de ambas cosas proveedor de la fábrica de licores "Calisay" de Arenys de Mar.

La famosa "Casa de la por", de la que tantas historias nos contaban, que nos causaba miedo y respeto, cuando nos tocaba pasar cerca, sobre todo cuando te veías obligado ha hacerlo ya de noche, en invierno,  y de la que compartiremos algunas.

La famosa fábrica de productos químicos "L´aguacuit", que durante tantos años nos amargó la vida y la salud a tantos y tantos vecinos. Estaba situada en el centro de lo que hoy es nuestro parque de Cerdanyola, en cuya parte alta, bajo los los pinos que la gente dicen enanos, que no crecerán más, porque debajo se encuentran enterrados los residuos nocivos de productos altamente tóxicos a pesar de las muchas quejas del vecindario, sin que el ayuntamiento atendiera sus peticiones, aunque finalmente y según parece, el dueño de la Granja Spa, harto de sufrir los malos olores, tan cerca de su finca, movilizó a un sector de los vecinos más perjudicados por los olores de los residuos y el agua contaminada, justo delante de sus casas y elevaron una queja al ayuntamiento, que esta vez sí que fue atendida, ordenando a la fábrica "Badía y Cía", que eran sus propietarios, para que cesara en los vertidos dándole un plazo de 24 horas.

La solicitud, fue ignorada por la empresa, por lo que el ayuntamiento se vio obligado ha hacerle un requerimiento de acreditación de la autorización de la Delegación de Industria, para la fabricación de productos químicos. Nuevamente los propietarios hacen caso omiso del requerimiento, con lo cual  durante muchos años más continuaron los vertidos y los malos olores, sin que el ayuntamiento volviera a intentarlo de nuevo.

Antes el 1942, se había llevado a cabo un intento de poner orden en las construcciones, que no se atenían a ningún proyecto urbanístico, pero el ayuntamiento una vez más  se adaptó a las circunstancias, y terminaría abandonando y cediendo a la tolerancia.

En 1944, se comenzaron a levantar voces contra el desorden urbanístico que se estaba llevando a cabo, y porque la construcción de tantas barracas daba una mala imagen a la entrada a Mataró por la carretera  de Granollers y Argentona. El ayuntamiento responde y convoca concurso, para la presentación de un anteproyecto urbanístico para el barrio de Sardañola, como llamaban al principio. Pura propaganda, ya que finalmente el concurso no se llevaría a cabo hasta muchos años después, cuando ya la situación fue irreversible, daño que hoy en día seguimos sufriendo.

En la próxima entrada nos adentraremos ya definitivamente el el año 1950 y trataremos de explicarles a través de las noticias de la época, cual era el aire que se respiraba en la ciudad en la que finalmente terminaríamos habitando, tantos miles de ciudadanos, venidos desde todos los rincones de la geografía
Ibérica.







viernes, 14 de septiembre de 2012

PUNTO Y SEGUIDO...


Después del largo paréntesis veraniego, he podido continuar, realizando entrevistas ya concertadas y poniendo en marcha otras de nuevas.

Debido a las dificultades con las que estamos tropezando, ya que resulta a veces muy complicado, seguir, como nos hubiera gustado, un orden cronológico más estricto, es por lo que hemos decidido colgarlas en la red, tal como vayamos teniendo la posibilidad de efectuar las entrevistas y grabaciones, tiempo habrá, si lo creemos necesario ordenarlas en su momento.

Hemos dejado los Salesianos, hasta la formación del oratorio y la historia de Don Manuel, de ahí en adelante, la dinámica de las historias, terminará enlazando el colegio y las diferentes entidades y grupos que continuaron la labor emprendida por él.

Tras la guerra civil, la década de los cuarenta traerá al barrio a diferentes familias autóctonas, unas buscando un lugar de descanso y esparcimiento, al entorno del Turó de Cerdanyola, una zona muy tranquila, en la es muy probable que vivieron los primeros pobladores de la ciudad, ya que en ella se descubrió el objeto más prehistórico de los que se han encontrado en nuestra ciudad, hasta el momento.

Entre alguna de las que vamos a escribir, por la importancia que tuvieron para la formación del barrio se encuentra la de Mariano García Cid, que van a vivir a Can Miralles; la de Daniel Mataró Soler, que se construye un chalet en la calle San Jorge, al que llamarán "Mas Florit"; Francisco Caballero en la esquina de Mayor y San Jorge; Tino, un alfarero que participó en lo poco que se podía en la época en cuestiones políticas, y que además fabricó piezas de relieve para el ayuntamiento, que se instaló en la calle Gaudí; Francisco Márques Novell, que construyó el chalet, en la calle Mayor, 30; Salvador Barrau, que construye una barraca de viña según el permiso municipal de la época, personaje peculiar que tuvo varios enfrentamientos con el propio ayuntamiento y que encontraremos en diferentes historias.
Salvador Clavell y Josep Serrat,  como dueños de granjas avícolas, negocio floreciente en aquel momento que llevó  a que se instalaran  alguna más y que funcionaron hasta casi los años setenta.
Francisco Escarpenter Fors, un maestro, compositor, que dedicó una sardana a nuestro barrio, detrás de la cual, llevamos bastante tiempo invertido, sin éxito hasta el momento; Domingo Viada, especialista en entoldados para ferias y fiestas, que ve una buena ocasión de invertir comprando terrenos, para luego venderlos en parcelas.

La guerra civil había quedado atrás, aunque las consecuencias como ya hemos dicho duraron demasiado tiempo. A pesar de ello, comienza a florecer un nuevo tejido industrial, que creará muchos puestos de trabajo, lo cual dará paso a la gran emigración que comenzará desde esa fecha y que no dejará de aumentar hasta bien entrada la década de los setenta.

Pero será a comienzo de los cincuenta, cuando el barrio comenzará a crecer de una manera vertiginosa y se irá consolidando alrededor de la incipiente parroquia de María Auxiliadora, de la que escribiremos extensamente en su momento.

Las primeras historias que hemos podido finalizar, son de personas, no autóctonas que fueron llegando al barrios en las fechas de las diferentes provincias españolas, huyendo de la miseria y en muchos casos de la represión franquista.

martes, 22 de mayo de 2012

BLAS COLOMER ESCOBAR

BLAS COLOMER ESCOLAR


Blas Colomer Escolar, con unos compañeros de trabajo.


BLAS COLOMER ESCOBAR, era natural de Mataró y trabajaba como carrocero en el taller de XALABARDE, de la calle Real. Cuando comenzaron a venderse terrenos en el barrio, unos años antes de iniciarse la guerra civil, adquirió el terreno de la foto inferior, con una casa en la que había un pozo y una balsa para riego, aunque una vez fundada la compañía de aguas fue de los primeros en darse de alta y construirse un depósito, para el almacenamiento del agua.


En la foto, de los años 80, se ve la finca al completo, con la casa a la izquierda y el almacén a la derecha, donde estaba situado el pozo. Esta primera casa, que no sabemos con certeza quien fue su constructor, estaba al lado de la finca y la torre de los Colomer, cuya fábrica de géneros de Punto, de las primeras que se instalaron en el barrio, se puede contemplar a primera vista, por encima del tejado.


           Una vista aérea, nos deja ver, el solar y la casa de Blas, justo a la izquierda de la foto.

La casa en principio, no la habita hasta primero de los años 50, en que contrae matrimonio con MARIA SERRA VILA, natural también de Mataró y vienen a vivir al barrio, que ya comenzaba a crecer a buen ritmo.


               Blas y María, el día de su enlace matrimonial, celebrado en Mataró



              Blas, con su hija Teresa, en el banco que aún se conserva en la nueva casa




Blas y María, con su gata en brazos, en el terreno de que disponía la casa y que aprovechaba para dar suelta a su hobby de agricultor, muchos lo recordamos sembrando, sus propias hortalizas.




                                         Con su hija Teresa, en el patio de la casa.

Teresa, su hija, recuerda poco de sus primeros años, ya que debido a la inexistencia de colegios para niñas, tuvo que escolarizarse en el colegio de las Francesas y fueron sus tías, las que se encargaron de llevarla y recogerla del colegio, por lo que prácticamente en esa época ella solo venía a casa los fines de semana, y sus recuerdos del barrio en sus primeros años son muy confusos y apenas recuerda amistades.


              La clase de Teresa, del colegio de las Francesas, allá por los años 60



    En primer plano, Teresa con su gata. detrás un grupo de vecinos y amigos de la casa.



        Blas, con sus perros, en el banco donde tanto le gustaba sentarse a descansar


                                              Blas y María con su nieta Silvia




                                             Blas, con su perro y su nieta Silvia


     La finca, con el cartel anunciando la próxima construcción del bloque de Pisos



                                                     Comienzan las obras



                                                  La última foto de la casa


                                                   El foso del bloque 




                                                 La nueva Casa




                                            El Bloque desde la calle Creu de Fins

Blas, murió el año 1990 y no pudo ver terminada la obra, María, disfrutó muy poco 
de su nueva casa, ya que falleció el 1992, desde entonces su hija Teresa y su marido Miguel Galdeano Almecija, regentan la librería Teresa.


                                                    Teresa y Miguel


                                            Librería Teresa en Puig i Cadalfach

martes, 8 de mayo de 2012

LA COMPAÑÍA DE AGUAS


"La compañía de aguas"


En 1944, las casas y fincas existentes, conseguían el agua de pozos particulares y de la canalización de alguna de las minas que cruzan por su suelo. Con el aumento de vecinos que se habían instalado  en la zona una vez pasada la guerra civil, el agua comenzó a convertirse en un bien escaso, lo que motivó que alguno de los más antiguos, se reunieran en varias ocasiones preocupados por el tema, llegando a un acuerdo para iniciar las formalidades necesarias para la constitución de una compañía de aguas, que pudiera dar suministro a todos.

Formaban parte, los promotores señores, Daniel Mataró Soler; Manel Moragas i Fargas; Francisco Caballero, que vivía en la casa esquina c/Mayor y San Jorge y en cuyos bajos puso una de las primeras tiendas y bodega del barrio; el Sr. Pla, que poseía una finca de recreo, y que era dueño de la famosa sastrería "La Ciudad de Londres";  y el Sr. Xaudaró, un pintor de Mataró, que también tenía casa en el barrio.

Una vez en su poder los permisos oficiales, iniciaron contactos con la Compañía de Aguas de Mataró-Argentona, que fueron los asesores y encargados de su canalización. El agua, provenía  de una mina del Torrente de Vera, y era llevada hasta el depósito, para su distribución entre los asociados que lo fueron solicitando.



En esta foto de la gran nevada de 1.962, se puede observar en el centro, el depósito ya desaparecido.

Daniel Mataró ostentaría el cargo de presidente y Manel Moragas el de secretario, con el resto como vocales de la junta de aguas. Se reunían periódicamente en Villa Moragas, en las se concedía el alta a los nuevos socios que lo solicitaban,  cada vez  en mayor número, ya que por entonces las construc-ciones en la zona, aumentaban de una manera considerable, porque comenzaban a llegar al barrio, los primeros emigrantes foráneos.

La puesta en marcha del servicio de aguas supuso un verdadero impulso para la zona, por la comodidad que representaba para los residentes el hecho de poder disfrutar de agua corriente.

La inauguración del servicio, estuvo precedida por una gran fiesta, lo constituyó entonces un gran acontecimiento, con la celebración del mayor evento, hasta entonces celebrada en el incipiente vecindario.

Hubo según se cuenta, una gran concurrencia, que acudieron desde todos los puntos de la ciudad, muchos atraídos por la curiosidad de una zona que ya comenzaba a ser conocida y comentada en todos los ámbitos  locales, con el nombre de "Sardañola".

Tras la misa de rigor en el colegio de los Salesianos,  la junta, y su séquito, se trasladaron hasta la fuente donde se procedió a la bendición de las nuevas instalaciones, que estuvieron a cargo del director del colegio, Don Félix José Pintado, que se había hecho cargo del colegio tras la guerra civil y que años más tarde llegó a ser nombrado Obispo, como tal, vendría tiempos después, a la inauguración de la nueva iglesia del colegio, que él mismo bendeciría en el año 1963.




1963 Bendición de la nueva iglesia del colegio salesianos, a cargo del ya Obispo, Félix José Pintado

Tras la ceremonia, se desarrolló un programa de actos, que dieron comienzo con una carrera organizada por el C.A.Layetania, en la que participaron también algunos  jóvenes de la zona, una audición de sardanas, lanzamiento de globos, y fuegos artificiales japoneses, y finalmente los numerosos asistentes fueron obsequiados por la comisión organizadora con un "vino español", denominación obligatoria tras la guerra, hasta muchos años después.


Los gigantes de Mataró, desfilando por la calle San Jorge, en la primera ocasión que acudían al barrio,
                                                   con motivo de una fiesta.-


Los porteadores de los gigantes, posando con el Sr. Daniel Mataró, (entre los guardias) delante de
                                          casa  Mataró, en la calle San Jorge nº 26.-

La compañía, prestó sus servicio al barrio bastantes años, Daniel Mataró Rafel, sustituyó a su padre como presidente y hasta su desaparición cuando fue absorbida por la compañía de Aguas de Mataró-Argentona, fue el encargado de sus servicios y funcionamiento.







martes, 1 de mayo de 2012

AMPLIACIÓN SALESIANOS


Ampliación de los Salesianos





      Ampliación del ala que da a la carretera, donde se construyó el teatro del colegio 1.944




  El teatro y su entrada, visto desde el patio interior.

Acabada la guerra, los Salesianos  han vuelto al colegio y a pesar de la actividad a que estuvo sometido, no han encontrado grandes destrozos, lo que si van encontrar es un pequeño crematorio que se había construido en uno de los patios, para la incineración de los miembros que amputaban a los heridos de guerra y que fue derribado

Durante la década de los cuarenta llevan a cabo nuevas ampliaciones , aumentando la capacidad del colegio y dotándolo de biblioteca, enfermería y las nuevas habitaciones de los salesianos.

La inauguración se lleva a cabo el 27 de Mayo de 1945, día en que se celebraba la fiesta externa con motivo de la festividad de Mª Auxiliadora, y la llevó a cabo el  padre Juan Alberto,  provincial de la orden, que había sido uno de los fundadores del colegio.

Por la tarde se representaba la zarzuela "Caperucita  azul", compuesta por el padre Felípe Alcántara para la inauguración, y que él mismo acompañó a piano junto con la orquesta.

Como se puede ver en la segunda foto, el teatro quedaba a ras con el patio interior, así que se decidió que la parte baja exterior que daba a la carretera, se acondicionara para poner en funcionamiento del Oratorio Festivo Salesiano, una especie de lo que hoy llamamos "esplais",  donde los juegos y el esparcimiento no eran la prioridad, ya que se combinaban con la formación religiosa, pero dándole más acento a esta.



El 8 de diciembre del mismo año, con motivo de la festividad de la Inmaculada, se puso en marcha el oratorio, con niños de la barriada, cumpliendo así uno de los objetivos de los Salesianos, de ayudar en lo posible a encarrilar al menos la enseñanza religiosa de los niños que corrían por el barrio.



Y es aquí donde entra en escena este salesiano, que hacía un año había aterrizado en el colegio y que tanta importancia tuvo en el desarrollo de los primeros pasos de nuestro barrio, y tan recordado por todos.

Era de Valencia y tenía 31 años, hacía tan solo dos años que había sido ordenado, y ejercía como maestro asistente, pero su enorme vitalidad no se conformaba con eso. Él quería llenar su vida con algo más, y encontró primero en el oratorio, y después en el barrio un motivo para orientar su vocación de servicio a los demás en el verdadero espíritu de San Juan Bosco, el servicio hacia los más pobres.

Ayudado por alumnos del colegio, puso manos a la obra, emprendiendo cursos de catecismo que te daban derecho, si asistías, a la entrada al cine del colegio  la tarde del domingo.

De él se han explicado historias, sin otro fundamento que el boca a boca, que en muchas ocasiones no se relacionan con la verdad. Es cierto,  explican alumnos de los que trabajaron con él, que era un hombre muy lanzado, por lo cual en algunos momentos fue incómodo para muchas personas, incluidos sus superiores y compañeros que no veían con buenos ojos la entrega y la prioridad que él le daba a ciertos asuntos de la barriada.

Pronto se dio cuenta que su apostolado no debía circunscribirse solamente a la religión y comenzó a montar cursos de matemáticas, gramática, ortografía, a organizar excursiones para unos niños que carecían de todo.

Javier Manté, del que escribiremos en otra ocasión, era uno de sus colaboradores,  le ayudó a montar unas brigadas  que conjuntamente con los escoltas de Mataró, los domingos por la mañana, iban a ayudar a los que estaban construyendo sus casas y les repartían leche en polvo y queso americano, aquel de color amarillento.

Contradice esta aportación de uno de sus principales colaboradores, la falsa anécdota que se cuenta de él, de que se presentó con una imagen y obligó a todo el mundo a abandonar la construcción y bajar  a San José  a comulgar.

Yo no he encontrado nadie de esa época que me dé fe de ello y sí al contrario, los que corroboran,  lo que explica su ayudante Javier Manté, que él y sus alumnos colaboradores, ayudaban a los vecinos en la construcción de sus casas los mismos domingos sin afearle nada ni exigirle ir a misa.

Don Manuel Serrano, del que volveremos a escribir con motivo de otros acontecimientos, estuvo en el colegio y llevando el oratorio hasta el año 1955, en que es destinado a Monzón (Huesca), allí desarrolla una actividad parecida a la de aquí, compagina su trabajo en el colegio, con el apostolado en un barrio de emigrantes  llamado "El Palomar", donde una de sus calles lleva su nombre. También trabajó en otro barrio obrero el de San Juan, donde aún hay gente que lo recuerda con el nombre de "El Santo"

Termina su apostolado en la República Dominicana donde había sido trasladado por decisión propia y en uno de los viajes a Valencia para visitar a su familia muere de accidente el año 1992.



                                              Don Manuel con unos compañeros.

Justamente ese mismo año habíamos comenzado a organizarle un merecido homenaje, en una de sus visitas a su familia, cuando nos llegó la triste noticia de su muerte.

Un hombre que cubrió con su entrega al barrio, muchísimas de las carencias de los recién llegados, que los políticos de la época ignoraron, que dejó huella en muchas personas que aún lo recuerdan con muchísimo cariño y agradecimiento, al que no se le ha hecho el más mínimo acto de reconocimiento en nuestra ciudad.

He dejado a parte, lo que concierne a las historias que se pueden contar del oratorio festivo salesiano, para  que personas que lo vivieron directamente se encarguen de hacerlo con mucho más conocimiento de los acontecimientos.


               Una de sus últimas fotos en Monzón, haciendo apostolado con matrimonios.







martes, 10 de abril de 2012

LOS MORAGAS.- Página 3.-


"LOS MORAGAS"

Página 3.


"Izando la bandera y cantando el cara al sol, antes de comenzar las clases"
Colegio Salesianos 1942

Pero volvamos atrás, el 2 de octubre de 1942, Santi, ingresa en los salesianos para hacer el bachillerato.
Era un buen estudiante a juzgar por las notas obtenidas. De esa época conserva muchos recuerdos, como las clases del "espíritu nacional", que daban personajes del "Movimiento", algunos de los cuales  ni siquiera tenían estudios y las reuniones de falangistas que se llevaban a cabo en el ya desparecido cine Clavé. 

Recuerda por sus nombres a todos sus profesores, y nos cuenta la anécdota de un aspirante a salesiano de origen alemán llamado Don Edmundo, que daba clase con su acento especial, lo que hacía mucha gracia a sus alumnos, al que un día a primeros de 1943, vino a buscarlo la Gestapo, para enviarlo a Alemania y destinarlo al frente de la II Guerra Mundial.

Al acabar el bachillerato, ya estaba cansado de estudiar y decidió quedarse a trabajar en la fábrica de su abuelo a tejer camisetas y calzoncillos, a pesar de la decepción de su madre que soñaba con que su hijo estudiaría medicina, y terminaría abriendo una clínica en Villa Moragas.

Fue así como Santi, se incorpora a la tradición familiar como tercera generación  ayudando a su abuelo en la fábrica y acompañando a sus padres a los mercados, de los que tiene montones de anécdotas y buenos recuerdos.


Mercado de Vic en 1956. Parada de Manel y Rosalía, padres de Santi

Será en uno de esos mercados el de Granollers, donde Santi, recibirá el flechazo y se enamorará de un joven de Granollers que tenía un puesto de verduras, cuyo nombre es Carmen la de la "niña"

Después de muchos viajes en autobús para verse con su novia, decide  comprarse una moto "Guzzi" de 74 cc., que le facilitara los desplazamientos para ir a festejar con ella, hasta que felizmente el 6 de Junio de 1955 en una Iglesia de las Franquesas, contraen matrimonio y al día siguiente marchan a Mallorca para su luna de miel.


Santi y Carmen celebrando sus bodas de oro de casados, en junio de 2005

Una vez desparecidos los abuelos Manel y Pepa allá por el año 1957, y su padre Manel en 1984, será Santi y Carmen quienes continúan con la saga familiar hasta el momento de su jubilación. A ellos corresponde la venta y posterior construcción del bloque que sustituyó al ya mencionado famoso barco.


La última parada de Santi y Carmen

Santi y Carmen han vivido siempre en nuestro barrio y son en este momento las dos personas que mejor representan a todos cuantos han contribuido a la formación y posterior desarrollo de Cerdanyola.

Vaya para ellos el agradecimiento de todos cuantos nos hemos embarcado en este proyecto de Historias de Cerdanyola, de las que Santi nos cuenta algunos retazos en este vídeo.

martes, 3 de abril de 2012

LOS MORAGAS.- Página 2.

"LOS MORAGAS"
Página  2

Acabada la guerrea civil, la familia Moragas, continuó su forma de vida a caballo entre la fábrica y los mercados. Fueron años muy difíciles, la guerra había terminado, pero no la represión franquista que se mantendría durante demasiados años.

                                                                 EL POZO

El año 1940, Manel, decide construir un pozo en la finca, justo al lado de la casa, donde años más tarde se construirá la torre alta.
La construcción del pozo fue una auténtica odisea, ya que en esos años se trabajaba de una manera totalmente artesanal. Un Zahorí, llamado "Félix Geperut", con un artilugio metálico y unas monedas de cobre, marcó el lugar donde se encontraba el agua, que según aseguró se encontraba a unos 15 metros de profundidad.

Una vez se comenzó y tras varios días de excavaciones, se fueron superando los 15, 18, 20, metros sin que el agua diera señales de vida, el zahorí, porfiaba en que el agua estaba allí y se seguía extrayendo tierra, hasta que al llegar a los 25 metros, dieron con una gran roca, que no tuvieron más remedio que dinamitar, con el siguiente estrépito en el vecindario, hasta que superado el obstáculo, finalmente apareció el agua a 32 metros de profundidad.

Con su característica habilidad, Manel, consiguió fabricar e instalar una bomba para subir el agua automáticamente, instalación de la que se sentía orgulloso y que era la admiración de los vecinos de la época, con los que solidariamente compartió el agua de su pozo.


La abuela Pepeta, el Manel y la Rosalía en el portal de Villa Moragas, con sus nietos y biznietos.

El año 1944, deciden ampliar la torre y le anexionan lo que la familia llamará la "torre alta", dentro de la cual en su sótano quedará el pozo excavado, encima un gran comedor, una habitación para los hijos, con un gran mirador y en la buhardilla un depósito de hormigón para 6.000 litros de agua, que llenaba por medio de otro invento made in Manel, con una boya que cerraba el paso del agua cuando el depósito se llenaba.

Nos cuenta Santi que unos años más tarde, en 1.958, mientras la familia se encontraba de excursión en Montserrat, el invento falló, la boya se rompió y el agua fue bajando hasta la lámpara de los techos, con lo que se produjo un cortocircuito, que dejó finca sin luz y completamente inundada.

A la vuelta, todos, con cubo y bayeta en mano,  escaleras abajo hasta llevar el  agua al jardín, una excursión que nunca ha olvidado ninguno de la familia.

El año 1945, la familia adquiere varios terrenos colindantes, el primero el del Agustín el del "burro", este hombre, trabajaba el campo, en la finca de la familia de la floristería "BADA",  y vivía por arriba de Villa Moragas, junto a su mujer "La Gerónima" y su hija la Pilar, una niña que había sufrido una parálisis que la había dejado muy afectada, por lo que decidieron volver a su tierra una aldea junto a Mora de Ebro, llamada el Pinell de Brai.
También adquirieron un terreno que daba a la calle Calasanz Marqués de un tal Valentín y otro justo al lado de un tal Clavell, en estos terrenos años más tarde construirán un bloque de pisos, que mantuvieron en alquiler hasta que se detecta la aluminosis en la vigas de hormigón, que como casi todas las del barrio habían sido fabricadas por el Arrué, el de la esquina de la calle Rosellón con Vitoria.
Finalmente deciden quitarse el problema y terminan vendiendo el bloque de pisos que, casualidades de la vida, terminará adquiriendo el Sr. Rigol, el analista que había efectuado el  diagnostico de las vigas.

                                                        "EL BARCO"

El carácter inquieto y emprendedor del Manel, que no descansa nunca, le lleva a iniciar otro nuevo proyecto, el horno de pan. Estamos a principios del año 50, los emigrantes van llegando en hornadas cada vez más numerosas, desde Valencia, Alicante, Murcia y Andalucía, el barrio ha ido aumentando en población y con ello las necesidades de todo tipo son cada vez más acuciantes, y comienzan a surgir problemas de suministros. Aparecen los primeros intentos de abrir negocios y Manel decide instalar un horno de pan. Los trámites se los lleva la gestoría Sánchez de la calle Santa Teresa, que se encuentra con la denegación del permiso, según una ley del año 30, que exigía que la panadería más cercana estuviese a 1230 metros de distancia. Demuestra que la panadería más cercana la superaba por pocos metros, y ayudado por un salesiano conocido que lo recomienda, finalmente consigue el permiso para la construcción del horno.



"El Barco"

En 1951, a las órdenes de un especialista de este tipo de obras que venía del Bruc, con albañiles del Ocerans, -un constructor de la época en Mataró-, a base de piedras de granito de Dosrius y fango especial de Can Tino, un ceramista que vivía en la calle Gaudí de nuestro barrio, el horno fue tomando forma y quedo terminado dentro del plazo de tres meses que le daba la administración para ponerlo en marcha.
El horno tenía 5 metros de fondo y cuatro de ancho, con una alzada interior de 40 centímetros de altura y alcanzaba una temperatura entre 50 y 60 grados.
Una vez terminado, se había de construir la nave que lo albergara, entonces con el objetivo de dejar una paso entre el horno y la finca, se decide por darle forma redonda, cuando se dan cuenta que se asemeja a un barco, es cuando deciden finalmente su forma definitiva, que lo convirtió en un edificio admirado por todos, aunque tuvo sus problemas, ya que el arquitecto municipal del ayuntamiento, el Sr. Gallifa, al principio no estuvo muy conforme, ya que el plano original era una nave rectangular, pero finalmente el hombre terminó accediendo se la jugó y dio su visto bueno.


La panadería.

Ahora el barrio ya tenía panadería y no había que bajar al centro, ni esperar a que pasara el panadero ambulante que subía de Mataró, con un saco lleno de panes para venderlo, además podías disfrutar del pan recién hecho.
Otra cosa muy importante en esa época, y cosa muy de agradecer, es que todo el mundo iba a buscar el pan a diario, sin dineros, la Montse o el Santi, que ya ayudaban a sus padres, apuntaban tu nombre en una libreta y te habrían una cuenta, que cuando la gente cobraba los sábados, -que entonces también se trabajaba- se llegaban a liquidar religiosamente y vuelta a comenzar para la semana siguiente.



La familia reunida en una fiesta de Navidad
El barco por el lado que daba al jardín.

La parte del tejado de la nave, fue adecuada como una terraza solariega, en la que destacaba la chimenea que no era un adorno más, sino que era la chimenea del horno del pan, unos banco y una escalera lateral que daba al jardín de la finca, le daban un encanto especial que durante muchos años fue la envidia y la admiración de muchos. Lo que demuestra lo que hemos escrito de Manel, esa visión especial que tenía, que le convertía en un hombre avanzado a su tiempo.


Otra vista del barco.

Era rara la persona que no quedaba sorprendida cuando lo contemplaba por primera vez, sobre todo los primeros años, cuando no había nada construido a su alrededor, y nada más llegar al desvío, ya veías en la lejanía un barco anclado en pleno campo.
Durante muchos años se mantuvo como el edificio emblemático de nuestra barriada, honor que luego compartiría durante muchos años con la iglesia de Mª Auxiliadora, aunque perdió su esplendor cuando se le adosó la tienda que la familia construyó años después.



Última foto del Barco, antes de caer demolido.

Al lado izquierdo de la foto se puede ver la tienda que ocupó el antiguo jardín donde Santi y su mujer Carmen, abrieron una tienda de modas y después un todo a cien y que regentaron hasta el final de sus actividades.


Ya demolido el barco, comienza la construcción del nuevo bloque.


Unos meses más tarde.


2012 Última foto, edificio actual.

Este es el nuevo edificio que ocupa lo que durante tantos años fue nuestro querido y recordado "BARCO", un edificio singular y del que nos hubiera gustado mantener su recuerdo, mediante un placa en su fachada o bautizando el edificio por parte de sus nuevos propietario, como "Edificio El Barco". 

martes, 27 de marzo de 2012

LOS MORAGAS Y EL BARCO


"LOS MORAGAS"


Esta es la "Villa Moragas", construida el año 1935, por Manel Moragas i Fargas, el edificio es una réplica exacta de una villa de Aiguafreda, que eligieron como modelo, que al día de hoy aún existe en dicha ciudad.

En 1942, se amplía la edificación construyendo la torre cuadrada, que se observa a la derecha, en la cual se instala el depósito del agua. En 1950, se vuelve a ampliar, construyendo el horno de panadería, que terminará, dentro del edificio que durante muchos años, fue referencia y el  más emblemático del barrio, "El Barco"


Historia de Los Moragas.
Recuerdos y vivencias familiares según Santi Moragas


Los abuelos PEPA y MANEL


 Manel Moragas i Coll y Pepa Fargas i Cabot

La abuela Pepa, a la que Santi dedica su libro, nació una noche de reyes de 1887, trabajó desde los nueve años, cuando a escondidas la llevaban a la fábrica de  velas textiles, que en aquella época se fabricaban en nuestra ciudad, para los muchos barcos que entonces hacían las rutas hacia América, ya que Mátaró era una ciudad de larga tradición marinera con astilleros incluidos.

Tal vez esa circunstancia marcó su carácter y la convirtió en una mujer soñadora, pero luchadora a su vez, inconformista con su época, y dispuesta a mejorar y cambiar el rumbo de su vida y la de los suyos.
Muy joven, contrae matrimonio con Manel Moragas i Coll, un tejedor que trabajaba en la fábrica textil de Martí Pascual, una empresa que abastecía de ropa interior al ejército Turco durante la primera guerra mundial.

Acabada ésta, la ciudad sufrió las consecuencias, con la consiguiente crisis, que llevó a la ruina a varias empresas, circunstancia que aprovecha Manel, para comprarle  unas tricotosas a su dueño y junto a su mujer Pepa, que a su vez se hizo de máquinas para coser, comenzaron a fabricar ropa interior que luego ellos mismos se encargaban de vender en los mercados de Cataluña.

Tuvieron dos hijos, Montserrat, que murió siendo niña y Manel que nació el 5 de Abril de 1907, que será el promotor de Villa Moragas.






Manel Moragas i Fargas y Rosalía Manrique Heras

Manel y Rosalía, se casan el 2 de diciembre de 1929, y se instalan en su casa de la calle Moreto, donde nacerán sus dos hijos, Santi, -Autor del libro de la Nissaga- que viene al mundo el 17 de febrero de 1931 y Montse, que nace el 14 de septiembre de 1934, dos años después, vienen a vivir junto con la abuela Pepa a "Villa Moragas"

Recién establecidos en el barrio, estalla la sublevación de Franco, como ya hemos escrito con anterioridad, la guerra tuvo poca incidencia en la zona, salvo el sobresalto y la intranquilidad de la situación propias de una guerra civil encarnizada.




Este es el coche de Manel antes de la guerra, que desmontó y enterró en un  foso cavado al efecto en la finca, para evitar que se lo requisaran, y que luego pudo montar de nuevo tras la contienda.





Cuatro generaciones de Moragas.


Manel, era un hombre de una gran vitalidad, heredada de su madre Pepa,  que le convirtió en una persona  inquieta y emprendedora. Continuó el negocio familiar y puso en marcha nuevas iniciativas comerciales, entre ellas la apertura de un horno de pan y la primera panadería del barrio, como ya veremos más adelante. 

Debido a las circunstancias, ejerció de taxista en la barriada en ciertas ocasiones, aunque en muchas de ellas de una manera gratuita y desinteresada.

También fue un hombre clave junto a Daniel Mataró y Francisco Caballero, en la fundación de la compañía de aguas que abasteció durante bastante tiempo las necesidades del barrio, ejerciendo de secretario de la misma.



Mercado de Granollers, en el que Manel tenía parada.



"El Taxi"

Esta es la furgoneta que Manel usaba para hacer los mercados, como tenía buena capacidad, ayudaba a otros marchantes de Mataró que hacían los mismos mercados y los llevaba en ella, hasta que un día lo paró la guardia civil y lo multó por llevar pasajeros, circunstancia ésta que le obligó a sacarse una licencia de taxista. De ahí que tuvo la obligatoriedad de poner un cartel de taxista en la vivienda, lo que sin querer lo convirtió en el primero de nuestro barrio aunque no ejerciera de tal de una manera formal.

Más de una vez lo levantaban a medianoche para alguna urgencia, servicio que en la mayoría de las ocasiones hacía de una manera desinteresada según la situación económica del cliente, que él conocía perfectamente dado que los tenía de clientes de la panadería.