OTRAS HISTORIAS

martes, 20 de marzo de 2012

SALESIANOS.- Página 5.

SALESIANOS
Pág. 5       


Desde su inauguración, se ha ido añadiendo nuevas instalaciones al colegio, en 1914 la nueva capilla, en 1917 nuevos dormitorios y la zona de museo, en 1920 nueva nave al lado de la carretera, en 1925 la granja, hasta el punto de que el colegio ha crecido casi el doble hasta este momento, cuando ya  ha cumplido los 25 años de existencia.


1914 Nueva capilla



1914 Imagen de Mº Auxiliadora, 
       que será la que recorrerá el barrio en procesión unos años más adelante



 1917 Gabinete de física, química.


1917 Museo de ciencias naturales, con  animales disecados.


1917 Museo de ciencias naturales, colección de rocas y materias químicas.



1925 Patios exteriores y campos de deportes

En 1931, durante la segunda república, se retira el nombre de la congregación y pasa a llamarse simple-mente colegio internado de San Antonio de Padua.

1936 SUBLEVACION FRANQUISTA


Estamos a finales del curso 1935-1936, es director del colegio el padre Modesto Bellido; hace unos meses debido a la sublevación de Franco, y los acontecimientos posteriores, se da por finalizado el curso y en el colegio solo quedan unos cuantos salesianos, cuando la tarde del 21 de julio, se presenta un grupo de republicanos, que traen órdenes de registrar el colegio, ya que se sospecha que en él se esconden armas.
 El padre Modesto pregunta a los republicanos si han comido, a lo que ellos le responden que no, inmediatamente da órdenes de que se les prepare comida en abundancia y ya con los estómagos llenos, llevan a cabo la orden de registro, que naturalmente no da resultado.
Entonces le comunican al director que el colegio queda requisado y se les permite continuar en él hasta nueva orden.
Afortunadamente, como consecuencia de la hospitalidad de su director que supo ganarse a los republicanos, el colegio no sufrió desperfectos de importancia, ni siquiera en su capilla que fue respetada.


1937 Grupo de alumnos de las Escuelas Joaquín Costa

La nuevas autoridades locales deciden que el colegio siga funcionando para un grupo de alumnos de Mataró y pasa a llamarse "Escuelas Joaquín Costa ", hasta que en abril de 1938, y debido al curso de la guerra se convierte en el "Hospital de Sangre nº 7", destinado a los heridos de las Brigadas Internacio-
nales. Del hospital se hacen cargo un grupo de médicos extranjeros que habían venido en apoyo de la República, incluso la responsable de las enfermeras será una alemana llamada Erika.

María Sans i Moyá


María, junto a la fuente de uno de los patios interiores

En 1937, María que entonces contaba 18 años, se presenta como voluntaria y se incorpora a las órdenes de una rusa, y pasa a ejercer de enfermera. Trabajaba toda la semana incluidos los domingos y según cuentan era muy querida por todos los heridos que procedían del frente de Aragón. Hasta tal punto que un sueco, que era encargado de ambulancias se enamora de ella y le propone casarse, y marcharse a vivir a su país, casamiento que su madre no consintió.




Durante  esta época visita el hospital en diferentes ocasiones, un periodista americano llamado Hemingway, que enfundado en una cazadora de cuero acudía a visitar a un amigo de las brigadas internacionales que se hallaba convaleciente y que se llamaba Keller.

Durante la guerra el barrio vivió en completa tranquilidad, viendo los pocos vecinos existentes, como algunos de los convalecientes, aprovechaban la más ligera mejoría, para pasear entre huertas por los caminos entonces existentes, camino de la montaña de la cruz y del turó de Cerdanyola, desde donde se contemplaba mejor el mar.

Todo el mundo coincidía que el escenario era realmente privilegiado - más adelante encontraremos anuncios que le atribuyen al barrio incluso poderes curativos y de salud a los que viven en él, - también lo corroboran escritos de los visitantes de la época, que escribieron frases como esta: El panorama ofrece unas vistas espléndidas, un cuadro de sublime poesía que arroba y entusiasma.
 Podemos dar fe, los que hemos tenido la dicha de contemplar el amanecer o la puesta de sol desde ambas localizaciones.

Al acabar la guerra, el hospital continúa funcionando unos meses más, ahora también se alojan en él diferentes mandos del ejército italiano que habían participado en la toma de la ciudad, hasta que finalmente los heridos son trasladados a diferentes hospitales y en mayo de 1939 los salesianos se vuelven ha hacer cargo del colegio.

Grupo de Salesianos que se hicieron cargo del colegio, una vez finalizada la contienda

Afortunadamente la guerra en el barrio apenas tuvo transcendencia, una sola muerte al caer y estallar una bomba estúpidamente lanzada en una zona donde no había ningún movimiento militar, en unos algarrofe-ros, situados entre la plaza Isla Cristina y el torrente Gatassa, matando a un  hombre que tenía una granja de vacas,  al otro lado de la carretera.
Eso sí, todos conocían al coche que usaban para darle el "paseo" a los que decidían dárselo, y que con tanta frecuencia veían cruzar por nuestro barrio camino de Parpers.

No hay comentarios:

Publicar un comentario