OTRAS HISTORIAS

martes, 27 de marzo de 2012

LOS MORAGAS Y EL BARCO


"LOS MORAGAS"


Esta es la "Villa Moragas", construida el año 1935, por Manel Moragas i Fargas, el edificio es una réplica exacta de una villa de Aiguafreda, que eligieron como modelo, que al día de hoy aún existe en dicha ciudad.

En 1942, se amplía la edificación construyendo la torre cuadrada, que se observa a la derecha, en la cual se instala el depósito del agua. En 1950, se vuelve a ampliar, construyendo el horno de panadería, que terminará, dentro del edificio que durante muchos años, fue referencia y el  más emblemático del barrio, "El Barco"


Historia de Los Moragas.
Recuerdos y vivencias familiares según Santi Moragas


Los abuelos PEPA y MANEL


 Manel Moragas i Coll y Pepa Fargas i Cabot

La abuela Pepa, a la que Santi dedica su libro, nació una noche de reyes de 1887, trabajó desde los nueve años, cuando a escondidas la llevaban a la fábrica de  velas textiles, que en aquella época se fabricaban en nuestra ciudad, para los muchos barcos que entonces hacían las rutas hacia América, ya que Mátaró era una ciudad de larga tradición marinera con astilleros incluidos.

Tal vez esa circunstancia marcó su carácter y la convirtió en una mujer soñadora, pero luchadora a su vez, inconformista con su época, y dispuesta a mejorar y cambiar el rumbo de su vida y la de los suyos.
Muy joven, contrae matrimonio con Manel Moragas i Coll, un tejedor que trabajaba en la fábrica textil de Martí Pascual, una empresa que abastecía de ropa interior al ejército Turco durante la primera guerra mundial.

Acabada ésta, la ciudad sufrió las consecuencias, con la consiguiente crisis, que llevó a la ruina a varias empresas, circunstancia que aprovecha Manel, para comprarle  unas tricotosas a su dueño y junto a su mujer Pepa, que a su vez se hizo de máquinas para coser, comenzaron a fabricar ropa interior que luego ellos mismos se encargaban de vender en los mercados de Cataluña.

Tuvieron dos hijos, Montserrat, que murió siendo niña y Manel que nació el 5 de Abril de 1907, que será el promotor de Villa Moragas.






Manel Moragas i Fargas y Rosalía Manrique Heras

Manel y Rosalía, se casan el 2 de diciembre de 1929, y se instalan en su casa de la calle Moreto, donde nacerán sus dos hijos, Santi, -Autor del libro de la Nissaga- que viene al mundo el 17 de febrero de 1931 y Montse, que nace el 14 de septiembre de 1934, dos años después, vienen a vivir junto con la abuela Pepa a "Villa Moragas"

Recién establecidos en el barrio, estalla la sublevación de Franco, como ya hemos escrito con anterioridad, la guerra tuvo poca incidencia en la zona, salvo el sobresalto y la intranquilidad de la situación propias de una guerra civil encarnizada.




Este es el coche de Manel antes de la guerra, que desmontó y enterró en un  foso cavado al efecto en la finca, para evitar que se lo requisaran, y que luego pudo montar de nuevo tras la contienda.





Cuatro generaciones de Moragas.


Manel, era un hombre de una gran vitalidad, heredada de su madre Pepa,  que le convirtió en una persona  inquieta y emprendedora. Continuó el negocio familiar y puso en marcha nuevas iniciativas comerciales, entre ellas la apertura de un horno de pan y la primera panadería del barrio, como ya veremos más adelante. 

Debido a las circunstancias, ejerció de taxista en la barriada en ciertas ocasiones, aunque en muchas de ellas de una manera gratuita y desinteresada.

También fue un hombre clave junto a Daniel Mataró y Francisco Caballero, en la fundación de la compañía de aguas que abasteció durante bastante tiempo las necesidades del barrio, ejerciendo de secretario de la misma.



Mercado de Granollers, en el que Manel tenía parada.



"El Taxi"

Esta es la furgoneta que Manel usaba para hacer los mercados, como tenía buena capacidad, ayudaba a otros marchantes de Mataró que hacían los mismos mercados y los llevaba en ella, hasta que un día lo paró la guardia civil y lo multó por llevar pasajeros, circunstancia ésta que le obligó a sacarse una licencia de taxista. De ahí que tuvo la obligatoriedad de poner un cartel de taxista en la vivienda, lo que sin querer lo convirtió en el primero de nuestro barrio aunque no ejerciera de tal de una manera formal.

Más de una vez lo levantaban a medianoche para alguna urgencia, servicio que en la mayoría de las ocasiones hacía de una manera desinteresada según la situación económica del cliente, que él conocía perfectamente dado que los tenía de clientes de la panadería. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario