OTRAS HISTORIAS

jueves, 22 de agosto de 2013

FRANCESC ESCARPENTER FORS


                                                    Francesc Escarpenter Fors

Hijo de Domingo y de Esperanza. Nace en Canet de Mar el 19 de Mayo de 1.888. Sus padres deciden venir a vivir a Mataró el año 1893, Francesc, apenas contaba cinco años, van a vivir a la calle Fray Luis de León.



Domingo trabajó en la fábrica de Can Coll, en el taller de carpintería, estaba a cargo de un telar, que en aquella época eran de madera. Esta fábrica que algunos aún pueden recordar, cerró en los años 80 del pasado siglo. Domingo era un hombre bien preparado y sabía mucho de letras, como se decía en la época. Además un gran aficionado a la música y le gustaba escribir versos, por lo que el pequeño Francesc vivió en un hogar con un gran ambiente cultural.



Como se puede observar, en la foto hecha en el domicilio de los Escarpenter, donde están todos cantando improvisando una coral, en toda regla.

Francesc, fue al colegio de Santa Ana, donde destacó como estudiante, hasta el punto de al abandonar el colegio con tan solo 10 años, los maestros intentaron convencer a su padre para que siguiera estudiando, pero las penurias de aquellos tiempos, hicieron que finalmente su padre decidiera ponerlo a trabajar.
Así que entró de aprendiz de tejedor en la fábrica de Can Martí Pascual, dueño de la marca Goliath, donde trabajó hasta su jubilación.
Cuando salía de la fábrica, iba como muchos niños de la época a la escuela de artes y oficios, donde entre otras cosas aprendió música, ya que era un gran autodidacta. Pronto entró a formar parte de la Banda Municipal de Mataró, en la que desarrolló una gran labor, como administrador, copiador de partituras, confección de trajes de la banda, además de tocar el saxofón.

Aunque sabía tocar varios instrumentos, entre ellos  el violín, y el clarinete, finalmente se decidió por el saxofón, tal vez influenciado por el hecho de que su hermano Josep, era el primer saxofonista de la banda, aunque éste no escribía música como el Francesc.
El ayuntamiento apenas les pagaba para cubrir gastos, que habían de complementar los propios músicos, por lo que finalmente desapareció, seguramente por las dificultades que conllevó la guerra civil.



                               Diferentes formaciones de la Banda Municipal de Mataró

Su hermana, "La Quimeta", se marchó a la Argentina a trabajar, donde se afincó definitivamente, aprovechando esta circunstancia, en Francesc, atravesó el océano y marchó a la pampa, pero su aventura solo duró dos años, al cabo de los cuales regresó, decepcionado de la forma de trabajar de los Argentinos, desde el punto de vista de como él, entendía el trabajo.

Durante la guerra civil permaneció trabajando en Mataró, a pesar de las dificultades. Trabajaban solamente tres días a la semana, con tal de poder aguantar los puestos de trabajo. Lo que le permitía disponer de mucho tiempo libre, que él empleaba en diferentes actividades, ya que además de músico y escritor, tal como recuerda su hija Joaquina, "siempre estaba escribiendo", papel que caía en sus manos, papel que aprovechaba para escribir. Escribió en varios diarios, comenzó en "El Diluvio Universal". Cada dos o tres días llevaba los artículos al recadero, para que los hiciera llegar al diario, escribía sobre teatro, actualidad cultural y música.



El primer y el último de los carnets que le acreditaban como corresponsal de "El Diluvio Universal"



Era un asiduo lector del "DIGAME", al que llegó a componerle un pasodoble con el nombre del diario, tal como se puede comprobar en recortes del mismo diario.


Colaboraba como apuntador del teatre Ateneu y con el Eutrpe y lo hacía con tal entrega que llegaba a prenderse las obras de memoria. Como espectador no se perdía una sola obra de las que se represen-taban en el "Teatre Bosc" (Luego Monumental)

En esta época escribe una obra de teatro, " Les Engunies d´un trapella" que conseguirá representar en la Cooperativa La Canetense, de su ciudad natal, con la que colaboraba siempre que se lo requerían.
También en Vilassar de Mar, fueron representadas varias de las obras que escribió.

Tenía muchos amigos en el mundo del teatro, era gran amigo del recordado Sr. Patuel, a quien muchas veces ayudaba en la tienda, donde tenían muchas obras de teatro y alquilaban trajes y utensilios, para todas las obras que se montaban en el Mareme en aquella época




En su casa tenía una habitación, donde trabajaba y archivaba todos sus documentos, libros y escritos y una mesa que le servía de cortador, donde cortaba y cosía él mismo, gran parte del vestuario de sus obras, habitación la compartía con su hija Joaquina que era modista y la utilizaba como probador, del mismo modo compartían la mesa del comedor de casa, que tanto servía para escribir como de cortador.


Siempre escribía a mano, hasta que cuando se jubiló, los compañeros de trabajo le regalaron una máquina de escribir, que cuidaba como oro en paño.



Participba en tertulias y en todo tipo de conferencias, con un grupo de amigos que se encontraban con frecuencia en el "Café Peninsular", que se encontraba en lo que hoy es la oficina del Banco Sabadell en la Rambla frente al Casino, lugar de reunión de la flor y nata de la época. En ocasiones se trasladaban a Barcelona, para encontrarse com amigos músicos y gente del mundo del Teatro, viajes que muchas veces aprovechaba para tramitar papeles de las asociaciones en las que participaba.

Poco antes de la guerra, colaboraba de forma desinteresada con una Cooperativa de Farmacias, tambien lo hizo en la Cooperativa Sanitaria La Humanitat, esta entidad se creó en Mataró, para ofrecer servicios farmacéuticos y otros relacionados con la sanidad de los obreros.
También fue tesorero y cobrador de la hermandad " Els Petits Mutualistes" un entidad que hacía las veces de seguro, cuyos socios cobraban cuando se ponían enfermos y caían de baja.



Fue en es época cuando un amigo que trabajaba en el registro, le presenta a una prima de éste Cándida Pi Domenech, cuyos padres habían venido de Falset, donde la filoxera les había dejado sin tierras y deciden venir a Mataró a trabajar de Masoveros con los Tuñí, para trabajar en las viñas que estos poseían en la zona de lo que hoy es el parque de Cerdanyola.

Francesc, se enamora perdidamente de Cándida y la cosa termina en boda, y se van a vivir a la calle Cooperativa, donde nacerá su primera hija María, para trasladarse luego a la calle del Cármen, donde nacería Joaquina, que es quien nos ha facilitado la información que hemos necesitado y la que aparece en el vídeo que acompaña esta historia. Para terminarían viviendo definitivamente en la calle Meléndez.


Francesc, mantenía una estrecha amistad con el Sr. Coll, fundador y director de la Banda Municipal de Música de Mataró, en la cual tocaba el saxofón junto a su hermano. El Sr. Coll era propietario de una "Caseta en el Turó de Sardañola", donde hoy está la Ronda Rocablanca, a la que se accedía por un camino que existía por detrás de colegio de los Salesianos, en varias ocasiones invitó al Francesc y su familia a pasar el domingo en su terreno. Finalmente terminó vendiéndole un trozo de terreno, cosa que hizo mucha ilusión al matrimonio sobre todo a Cándida, que recordamos era hija de payeses  y sabían trabajar lo más elemental para sembrar cuatro hortalizas que eran la delicia de la familia. Construyeron su caseta y una pequeña balsa de agua que les facilitaba la compañía de aguas de Cerdanyola y que le permitía a Cándida producir sus patatas, cebollas, y algunas hoirtalizas más.



              La familia de Francesc, disfrutando de su terreno en el Turó de Sardañola

A  parte de huerto, "El Tros", como le llamaba la familia, servía de punto de reunión familiar, ya que todos los festivos que el tiempo lo permitía, se organizaban comidas y meriendas a la que asistían amigos y familiares, que convertían aquellos días en veladas inolvidables.
Estos buenos momentos que disfrutó la familia durante los quince añois que mantuvieron la propiedad, 
fueron los que inspiraron a Francesc, para componer la sardana "SARDAÑOLA", que después de registrar debidamente como hacía con todo lo que escribía, sirvió para el acto de inauguración de la Compañía de Aguas de Sardañola, como se le llamaba entonces al barrio.
Esta sardana de la que tuve conocimiento verbal por parte de mi vecino Daniel Mataró (hijo) (q.e.p.d), que ejerció de alcalde de barrio, ha sido el motivo que nos ha llevado a dar con Joaquina la hija de Francesc, que se ha mostrado encantada de facilitarnos casi toda esta historia


                                       Documento de registro de la Sardana Sardañola

Compuso además hasta un total de 14 obras literarias y 24 piezas musicales, entre ellas, "Graciosos" un "Foxtrot" ritmo muy en boga en esa época, así como el pasodoble "Dígame" del que ya hemos escrito, dedicado al periódico del que era un lector asiduo. Todas su obras fueron registradas en la sociedad de autores Catalana Balear, de la que era componente.


Otra de sus grandes aficiones, era la de escribir versos y poesías, por cualquier motivo o para cualquier celebración, tanto prsonslrd como para sus amigos y familiares, incluso llegó na escribir su propio epitafio, que entregó a su hija Joaquina, para cuando llegase la ocasión.



                              Carnets del Sindicato Nacional de Músicos, como Saxofonista










Fotos familiares de sus últimos años. Nunca perdió ni el amor por su familia y amigos ni su entrega por la música, el teatro, la política, y la lectura.
Francesc, es sin lugar a dudas uno de esos personajes de nuestra sociedad, que pasan casi desapercibi-
dos para con sus conciudadanos, pero que dejan tras sí, un bagaje cultural y humano de incalculable valor, un trabajo y una dedicación, por la que no fue ni premiado, ni siquiera reconocido.
Un simple recordatorio en el monumento a la sardana de la plaza de Santa Ana, donde figura su nombre, no es una moneda de suficiente peso y brillo, que sirva como compensación de su gran trabajo realiza-
do, que tanto aportó al mundo cultural y social de nuestra ciudad por la que tanto trabajó.
Desde nuestra humildad, los vecinos de Cerdanyola, sí queremos que su nombre figure con todo el honor que se merece, entre las personas más destacadas, que aportaron cosas importantes en el desarrollo de nuestro barrio, y queremos dejar constancia de nuestro eterno agradecimiento por el gran regalo que hizo a nuestra barriada, dejándonos para nuestro disfrute y seña de identidad la sardana "SARDAÑOLA" que él escribió con tanto cariño para nosotros.
Agradecer a toda la familia Escarpenter, especialmente a su hija Joaquina, su colaboración incondicional y todas las facilidades que nos han dado, para que nosotros os podamos hacer llegar a todos vosotros la historia de este polifacético artista, escritor, compositor, amante de su familia, y amigo de sus amigos.
Ahora solo nos queda seguir trabajando, para conseguir la grabación de esta sardana de SARDAÑOLA, por una cobla, para que todos cuantos lo deseen, puedan guardarla en un lugar de preferencia, para poder disfrutarla.

Reportaje en vídeo de Joaquina Escarpenter: http://.livestream.com/tvcerdanyolacitytoday



























http://www.livestream.com/tvcerdanyolacitytoday

viernes, 12 de julio de 2013

MIGUEL BRULLET I MONMANY


                                    Miguel Brullet i Monmany
                                        Arquitecte Mataroní
                                             1904 - 1988

Este arquitecto, fue sin dudar, otra de las personas importantes en la formación y desarrollo de nuestro barrio, ya que le tocó afrontar y solucionar, (en lo que pudo), un desbarajuste urbanístico producido por la irresponsabilidad de los gobernantes de la época, que durante varios años miraron para otro lado, ignorando lo que pasaba, cuando de forma masiva comenzó la construcción de casas y barracas sin permiso, sin planos, sin orden de ninguna clase y dejando en manos de los vendedores de terrenos, que aprovecharon la necesidad de unos y la dejadez de otros, para forrarse, vendiendo terrenos sin que existiera plan urbanístico alguno.

Comenzó sus estudios en las Escuelas Pías, donde destacó como buen estudiante, sacando matrículas en Geometría, Álgebra y Trigonometría, lo que le facilitó y abrió la puerta para su posterior estudio de arquitectura, acabando el batxillerato en 1923.

Comienza la carrera en la universidad de Barcelona y la acaba en Madrid el año 1930. Apenas un año después entra a formar parte del colegio de arquitectos de Barcelona. En sus últimos años de estudios compagina estos con su primer trabajo a las órdenes del famoso arquitecto catalán José Mª. Jujol i Gibert, que había sido discípulo del mismísimo Antoni Gaudí y destacado miembro del modernismo catalán.

Nada más acabar la carrera entra de arquitecto suplente en el ayuntamiento de Mataró, para el que trabajaría durante muchos años, tan solo interrumpidos por del golpe de estado, que da paso a la guerra civil. Él y su esposa Pepita Tena i Cucurull, (maestra) funcionaria del ayuntamiento, son apartados del servicio por cuestiones políticas y religiosas, ya que ambos pertenecían a la comunidad religiosa de Santa Mª. Tras el período de la guerra ambos recuperaron su anterior puesto de funcionarios.


                  Miguel Brullet i Monmany y su esposa Pepita Tena i Cucurull

Durante la década de los cuarenta ejerce de profesor en la escuela de artes y oficios de Mataró en donde logró crear una escuela con su sello particular, de donde saldrían algunos de los delineantes importantes, que años después han sido sólidos pilares en el desarrollo de la nueva ciudad. Su trabajo no le impidió colaborar  y aportar su trabajo para la restauración del altar mayor de Santa María, que había sufrido grandes daños, durante el período de la guerra. La restauración dura casi una década y se inaugura en nuevo altar durante la fiesta de Las Santas de 1.950.

También tuvo tiempo, de dedicar una parte de su vida a la política, y de 1946 a 1948, forma parte del gobierno municipal. Durante esos dos años, trabajó intensamente, pero cada vez le era más difícil compaginar con su trabajo, y la falta de todo el tiempo que él creía necesario para desarrollar una buena labor le hizo abandonar su cargo.

A pesar de que en aquella época, existían en la ciudad otros arquitectos de prestigio reconocido, que también dejaron su huella en nuestra ciudad, como Antoni Martí i Coll,  Rafael Estrany, Jaume Soler y Jordi Capell, -estos dos últimos en menos proporción ya que casi siempre trabajaron fuera de la ciudad-, el Sr. Brullet, como se le llamaba en el barrio, dejó su firma en numerosos proyectos de nuestra ciudad, entre los que son de destacar, el Colegio Montserrat Cuadrada, Las urbanizaciones de la LLantia, La Cornisa, Can Raimí, Can Cabot, el Pabellón deportivo Josep Mora, La Piscina Municipal, los cines Nuria e Iluro, la nueva capilla de San Sebastián, de Can Ximenes en la bajada Santa Ana y otros muchos y lo más importantes para nosotros, los dos proyectos que tuvo la parroquia de María Auxiliadora, un primer esbozo que fue rechazado por el obispado y el definitivo que dio paso a la actual iglesia (aún sin terminar el campanario, si alguien no lo remedia de una vez.

Mientras, en Cerdanyola, se seguía haciendo la vista gorda al desaguisado urbanístico de muchos años, de despreocupación, lo que provocó una situación que de no solucionarse con urgencia, podría abocar en un problema de difícil solución.

Será a principios de la década de los 60, cuando el Sr. Brullet, apremia al ayuntamiento para que definitivamente tome cartas en el asunto y tome las medidas necesarias para acabar con un asunto que no había más remedio que afrontar con la mayor de las urgencias.

Desde su propio despacho, se dibujan planos y las memorias de la mayor parte de lo edificado, y a falta de proyecto, se aplican las "Normas Urbanísticas Subsidiarias", que permitiría la legalización de las viviendas construidas sin permiso para todos los propietarios que lo solicitasen.

Algunos propietarios recuerdan lo que les costó pagar las 3.500 pesetas del proyecto, más las 900 pesetas de aparejador, cantidades que muchos pagaron a plazos, gracias a la buena predisposición del Sr. Brullet, como se le llamaba aquí en el barrio.



 En este artículo del periódico Mataró, figura el boceto y el plano, del primer proyecto de la iglesia de la Parroquia de Mª Auxiliadora, que no gustó y fue rechazado por el  Obispado de Barcelona.

lunes, 14 de enero de 2013

SALVADOR BARRAU Y ANITA VILA


Este es el matrimonio "BARRAU", compuesto por Salvador Barrau y Anita Vila, a ellos, muchos vecinos de nuestro barrio le deben el hecho de ser hoy propietarios de su propia vivienda.

Habían estado unos años en el extranjero, unos dicen que en América, otros que en Francia, desde donde volvieron a principio de los años cuarenta, después de ahorrar un dinero, que invirtieron en la compra de unos terrenos en lo que luego iba a ser, nuestro barrio de Cerdanyola, y en lo que hoy son la calle Maravillas, Fuensanta y parte de la plaza y la Avda. Gatassa.

Comenzó edificando una barraca en la calle Fuensanta el año 1942, con permiso de la comisión permanente del ayuntamiento concedido el 19 de octubre del mismo año, luego por su cuenta cosnstru-
yó alguna más, que iba alquilando a los emigrantes que habían llegado finalizada la guerra civil, que vivían hacinados en habitaciones del extra radio y en las barracas en el paseo del Callao. Por este motivo la calle Fuensanta, era llamada la calle de Barrau, en los comienzos de la barriada.

Era un hombre serio y enigmático, no tuvieron hijos, pero sí unos sobrinos que se llamaban Comas, uno de ellos tuvo un taller textil, en la calle Molí de Vent, que le llamaban el gitano blanco, nombre con el que señalaban a los que hacían mercadillos en la época.

Tenía una manera muy sui generis, de vender los terrenos de su propiedad, primero alquilaba las barracas y finalmente terminaba vendiéndola. Se extendía un contrato privado, en el que raramente se acordaban formas de pago, Salvador pasaba semanalmente por las parcelas vendidas, donde los nuevos propietarios aprovechaban los fines de semana para ir construyendo poco a poco la vivienda.

Sacaba su libreta y en ella apuntaba las 25, 50 o 100 pesetas, que le entregaban a cuenta, siempre que podían, ya que muchas veces habían tenido que comprar material para la obra y no podían dar nada y se lo quitaban de en medio con cualquier excusa. Nunca ponía mala cara ni se lo tomaba con acritud, mantenía un rato de conversación con los vecinos, echaba un trago de vino si lo había y se marchaba diciendo: Bueno hasta la semana que viene a ver si tenemos más suerte.

Aunque algunas personas los tildaron de especulador, la verdad es que la mayoría le están muy agradecidos y reconocen que si hoy tienen una vivienda, es gracias al matrimonio Barrau, que les dieron toda clase de facilidades y que nunca les apretaron, lo que hizo que algún que otro se aprovechara de la buena fe del matrimonio dejando sin pagar cantidades de diferente cuantía. A la muerte de Salvador, Anita,  llegó a firmar a alguno la escritura de compra venta para poder legalizar la construcción, a pesar no haberle pagado del todo, cuando finalmente gracias al arquitecto municipal de la época Sr. Miquel Brullet, se pudieron legalizar todas las construcciones, eso sí, previo pago de  3000 pesetas que costaban los planos y las 900 pesetas del aparejador.

En varias ocasiones, tuvo problemas y fue incluso sancionado por el ayuntamiento por incumplir las normas urbanísticas, él protestaba denunciando que no incumplía nada ya que no había ningún plan urbanístico aprobado por el ayuntamiento. Conseguía los permisos y luego como todos los demás, construía según sus intereses.

La familia Barrau, mantuvo una relación de amistad con la familia "Arregui", al que le había vendido un solar en la calle Gatassa, al borde del torrente, que luego pusieron la primera tienda de zapatos del barrio. Esta familia ha sido quien nos ha facilitado la foto del matrimonio que figura en el reportaje por mediación de su hijo Andres Arregui.

Salvador y Anita, dejaron su impronta en nuestro barrio, aunque su recuerdo se ha ido difuminando en el tiempo.