OTRAS HISTORIAS

martes, 13 de marzo de 2012

SALESIANOS.- Página 4.

  SALESIANOS
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A la derecha en primer término la hidroeléctrica, en el centro la urbanización San Salvador, arriba a la izquierda los terrenos y la casa de pagés de "Can BADA", con los Salesianos al fondo.



Hacía escasamente tres años que Alfonso XIII, había accedido al trono, con a penas 17 años;  en esa época Mataró era una ciudad bastante industrializada, contando a su vez con un a agricultura basada en masías extendidas por todo su territorio.
Aunque juró la constitución de 1876, por su educación estrictamente militar siempre estuvo al lado de los militares, apoyó la dictadura de Primo de Rivera, por lo que tuvo que abandonar el país tras las eleccio-
nes municipales de 1931.
Mataró durante esa época había vivido también todas las vicisitudes que arrastraba una población en su mayoría campesina y sin expectativas de ningún tipo
En abril de 1905 una epidemia de sarampión había dejado más de un centenar y medio de victimas, unos años más tarde en 1918 una nueva epidemia esta vez de gripe a la que llamaron "la pasa",  dejaba nuevamente una estela de 679 muertos, motivo por el cual el aumento de población había sido prácticamente nulo durante los últimos treinta años y se mantenía al borde de los 20.000.
Será en 1920 con el motivo de la instalación del cuartel militar, se llegue a un aumento considerable situándose en  los 24.125 habitantes.
Pero no será hasta el censo de 1930, cuando por primera vez se hace constar que ha habido un aumento de población de casi un 20 % y que dicho aumento se debía a la presencia de emigrantes mayoritaria-
mente de las provincias de Valencia, Teruel, Murcia, Zaragoza y Almería, algo que contradice lo que afirman algunos de que la gran mayoría fueron murcianos.
Dos años antes en 1928, tiene lugar un hecho que será luego de vital importancia, la puesta en marcha de la línea de tranvía Mataró-Argentona, con un desvío delante de los Salesianos y una parada intermedia 
llamada "los Chalets", tomando nombre de varias edificaciones que existían a pié de carretera.
Estamos ya en 1936, inmersos en la 2ª república, cuando la Generalidad de Cataluña, publica su primer censo autonómico y nuevamente el crecimiento se ha estancado, ahora la ciudad de Mataró cuenta con 28.804 habitantes.
Por estas fechas comienzan a instalarse las primeras familias que van a convertirse en los primeros vecinos, algunos de ellos tendrán mucha influencia en su desarrollo y a cuya labor debemos estar agradecidos como ya iremos viendo.
Pero será en 1940, cuando aparecerán los primeros datos demográficos de nuestra barriada, en los que se reconocen que en Cerdanyola existen ya 138 edificaciones, la mayoría de una sola planta y que en ellas vive una población de 651 habitantes.
Dos años más tarde en 1942 cuando por primera vez se intentará poner orden, pero desbordados, acabará imperando la tolerancia, lo que terminaremos pagando entre todos muchos años más tarde.
De 1942 es el acuerdo municipal permanente que autoriza a Salvador Barrau, para la construcción de una barraca de viña entre Sardañola y Pueblo Seco, nombres con los que en ese momento se intentaba dividir el barrio en dos partes.
Según consta en el documento, la barraca estaba situada entre la calles de ahora, Gatassa y Fuensanta, con lo que se demuestra que no era la carretera la que servía de eje de división del barrio sino más bien un intento desde el primer momento y que ha llegado hasta nuestros días del "divide y vencerás" que tanto les gusta a los políticos.




Los hermanos de la "Salle", en cuyo colegio de Antequera, ya he escrito que estudié, tenía en su método de enseñanza una prioridad, la lectura, en todas su formas, y en especial en la comprensión de lo leído.

A pesar de su empeño y de que yo era un buen estudiante, no consiguieron interesarme de una manera especial por la gramática, la formación de las palabras, la prasis y la xintasis me sonaban a chino, aunque me quedaron sus significados, la práctica y la coordinación de las palabras.

Aunque tengo que agradecerles que ello me convirtió en un lector empedernido, como a todo el que le gusta leer, más tarde o más temprano acabas queriendo escribir. En mi caso desde niño, aún recuerdo lo contento que me puse cuando me escogieron dos artículos para una revista que editábamos en mi clase en el internado de Griñón, una poesía y una crónica ficticia de un encuentro de fútbol.

Años después me convertí en colaborador de varios periódicos locales y provinciales, Crónicas, Iluro Sport, Dicen y Barcelona Deportiva.

Escribo este añadido a las historias de Cerdanyola, porque algunos de los que las seguís,  me habéis hecho llegar vuestra preocupación por la cronología y estructuración de los escritos.

Pues bien, no poseo los conocimientos gramaticales, para que la prosa de los escritos que transcribo, tengan la calidad y el rigor necesario en un erudito, no soy escritor y no domino tampoco la estructuración necesaria para la capitulación y el orden de ellos.

Quiero limitarme a intentar tener la capacidad de transmitiros lo que sintieron sus protagonistas, para que os ayude a rememorarlos con la misma intensidad con la que ellos lo hicieron.

También intento huir, porque desconfío, de las verdades absolutas de algunos, de hechos que en muchos casos, pueden estar difuminados y a punto de desaparecer de la memoria de sus protagonistas.





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