OTRAS HISTORIAS

miércoles, 10 de octubre de 2018

FAMILIA GARCIA-MARTINEZ

El matrimonio Antonio García Guirao y Dolores Martínez Montoya, naturales de Caravaca provincia de Murcia, llegaron a Mataró a primeros de 1950, con dos hijos pequeños Antonio de cuatro años  y Juan José de dos posteriormente, ya en Mataró venía al mundo la pequeña Amelia

Antonio trabajaba en su pueblo con un mulo acarreando leña de las montañas para varios comercios del pueblo, le acompañaba un cuñado y tenían que repartir el escaso jornal que podían conseguir. 

Unos vecinos del pueblo con los que mantenían gran amistad, habían emigrado a Mataró, Blas Martínéz y la Sra Matea y se carteaban con ellos, animándolos a que se vivieran ya que a ellos les iba mucho mejor que en el pueblo. La familia no se lo pensó dos veces y se vinieron a Mataró con lo puesto. La Sra. Mateo no solamente les ayudó a venirse, sino que los instaló en su casa durante bastante tiempo.

Antonio comenzó a trabajar en una empresa de transporte que se llamaba Vinardell, en la que estuvo muchos años. Con su caballo y su carro, era frecuente verlo por el barrio haciendo portes de toda clase de materiales. Con el carro de su empresa hacía portes de piedra, arena y materiales cuando comenzaron las obras de la parroquia y de la iglesia de Mª Auxiliadora. Muchos años después cuando físicamente no podía con el duro trabajo de carretero, entró a trabajar de vigilante en las cocheras del los taxis Carreño, donde estuvo hasta su jubilación, murió el año 2000 a los 82 años de edad



Una vez hubo ahorrado para la entrada, compró a D. Biada un terreno en la calle Gatassa nº 57, donde comenzó a construirse la casa, en cuya construcción le ayudaba el resto de la familia que ya estaba casi toda aquí, ya que él también había hecho lo posible porque hermanos y cuñados, pudieran huir de la gran miseria en la que se encontraban en Caravaca, pueblo que se había desmoronado económicamente tras la guerra civil.


La familia García al completo disfrutando de un día de baños en la playa de Mataró  1951

Eran un familia muy unida, como casi todas las que llegaron, sobre todo los primeros años, donde todo el mundo compartía lo poco que tenía con los que no paraban de llegar, salvo rarísimas ocasiones, todos venían con lo puesto y sin apenas unas pesetas para afrontar los primeros gastos de su estancia.

Cuando pudo puso al mayor Antonio en el colegio nacional Angeleta Ferrer, hasta que luego pasó al oratorio festivo Salesianos y de ahí a la escuela de la Parroquia.


El pequeño Antonio el día de su primera comunión, junto a una prima y un amigo con los vecinos


La procesión de María Auxiliadora organizada por los Salesianos con motivo de su festividad, subiendo por la calle Mayor.


Cocinando un arroz para celebrar la primera comunión de Antonio, en la c/ Santo Domingo Sabio




 Domingo de Ramos La tita Encarna, el tito  Juan, Juanjo con la palma y unos primos en la puerta de su casa  en la calle Vallés nº 6.


Todos los vecinos de la calle Gatassa, parte alta un domingo cualquiera.- Foto recuerdo.



El vecino José, construyendo su casa del nº 64, donde luego puso el Bar "La Serranía"


Juan José en el servicio militar en el ejército de tierra en el cuartel de Palma de Mallorca


El primo Juan José Valera y unos amigos en la entonces famos discoteca Experience


La Tita Encarnación Martínez Montoya de soltera en los años 60


El vecino Sr. Juan con el primo Francisco Valera  y Juan José Valera con su madre, en la puerta de su casa en la calle Vallés, nº 6.


Tienda en el nº 55 de la calle Gatassa, Dolores Martínez y su hija Amelia, haciendo la compra.


Antonio  García Guirao orgulloso de su nueva televisión


 Los hermanos Montoya, Juan, Antonia, Anita, Juana y Cruz.



Antonio el hijo mayor,  en la parroquia Mª Auxiliadora donde ingresó luego de pasar por el Oratorio de los Salesianos con Don Manuel Serrano. 
Junto a J.L García Chicote, José Mª Moraleja y los hermanos culebras, formaron el grupo más importante de los niños que asistían a colegio parroquial y en los que Juan Luis González el padre "Biscuter" depositaba toda su confianza para la organización de todo cuanto atañía al buen funcionamiento de la Parroquia.


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